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Eneatipo 2: ¿Conoces A Un Ayudador? Estudio De La Personalidad | Eneagrama

El ayudador es el tipo de personalidad o eneatipo 2, cuando realizamos un estudio de la personalidad a través del eneagrama. Te voy a explicar a grandes rasgos cómo es este estilo de personalidad para que puedas identificarlo en alguna persona de tu círculo cercano. O puede que en ti mismo. ¿Es posible que tu tipo de personalidad sea la del ayudador?

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El eneatipo 2: El ayudador

El perfil del Ayudador (es decir, el tipo de personalidad número 2 del eneagrama) es el de la persona servicial, preocupada por las necesidades de los demás y puede que también algo posesiva y manipuladora, dependiendo de su estado de evolución.

Este tipo de personalidad pertenece a la tríada del sentir, y se trata del perfil concreto que expresa sus sentimientos en exceso.

Los ayudadores demuestran constantemente lo que sienten y declaran de forma abierta su amor y su afecto por los demás. El problema es que, aunque son conscientes de sus sentimientos positivos hacia otras personas, no son conscientes de que reprimen otro tipo de sentimientos. Es habitual que repriman su resentimiento dirigido hacia aquellos que no se muestran agradecidos por su constante servicio y ayuda.

El ayudador se ve a sí mismo como una persona amorosa, cariñosa y considerada. Y la verdad es que manifiesta muy fielmente estas cualidades en su versión sana. Sin embargo, los ayudadores que están en proceso de deterioro, tienen un comportamiento que contradice su autoimagen de desinteresados. Y, en cambio, fuerzan en exceso la recepción de señales de amor por parte de aquellos a quienes ayudan.

Vamos a ver exactamente cómo reconoceremos a un ayudador en sus diferentes estadios de integración o desintegración.

El ayudador sano (eneatipo 2 en integración)

En su versión sana, el eneatipo 2 es empático, compasivo y muestra una gran sensibilidad por los demás. Se pone en el lugar de los otros, es cariñoso y está pendiente de las necesidades de otras personas. Tiende a ser una persona sincera, afectuosa, agradecida y estimulante. Desempeña constantemente un rol paternal o maternal y ve lo bueno en los demás, incluso cuando esas personas no son capaces de ver lo bueno que hay en sí mismas.

Es una persona sociable y apasionada, y ofrece su amistad y su amabilidad de forma fácil y nada selectiva. Es juicioso, de corazón cálido, es clemente y sincero. Tiende a ser alentador con los demás y agradecido por lo que recibe, así sea poco. Tiene una capacidad extraordinaria para ver las virtudes en las otras personas. Es dedicado y comprensivo y se le da muy bien sacar lo mejor de las personas con quienes se relaciona.

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El servicio es muy importante para el ayudador, le resulta vital sentirse de utilidad, pues es extremadamente generoso y servicial. Es protector y desprendido, una persona realmente afectuosa. También es amoroso, considerado y da a los otros lo que realmente necesitan, incluso cuando esto implica hacer un esfuerzo extraordinario.

En su estado óptimo, el ayudador se vuelve profundamente desinteresado, abnegado, humilde, desprendido y altruista. Y entrega su amor incondicional sin expectativa de retribución alguna. Aman fácil e incondicionalmente, tanto a sí mismos como a los demás. Siente que es un privilegio formar parte de la vida de los demás. Estamos hablando de un santo. De una persona profundamente caritativa y humilde. Radiantemente alegre y tolerante. Es el perfecto ejemplo del buen samaritano.

El ayudador promedio

En su versión promedio, el ayudador habla un poco más acerca de sus propios sentimientos. El amor es su valor más importante y no deja de hablar de él. Se vuelve emocionalmente demostrativo, efusivo, tal vez demasiado amistoso, lleno de buenas intenciones respecto a todo, quizás de forma exagerada a veces.

Es atento, reparte su aprobación a la ligera y es incluso un tanto adulador. Empieza a ponerse excesivamente íntimo y demasiado solícito e intrusivo incluso. Necesita ser necesitado, rondando, metiéndose e interfiriendo en la vida de los demás. Crea necesidades que satisfacer y se desgasta por todo el mundo. Pero se va volviendo posesivo y celoso de aquellas personas en las que ha invertido su amor y sus atenciones.

El eneatipo 2 desea que las personas dependan de él, que lo mantengan informado acerca de todo, que acudan a pedirle permiso y consejo.

Cada vez más engreído y presumido, el ayudador empieza a sentirse indispensable, pues tiende a sobrevalorar lo que hace por los demás, y siente que los otros están en deuda con él, lo que le parece injusto.

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Con aires de superioridad, arrogante, imperioso, despótico. Empieza a esperar que constantemente se le agradezca y se le honre por su bondad y generosidad. Puede llegar a convertirse en hipocondríaco o desempeñar el rol de mártir que ha sufrido debido a sus buenas obras en favor de todos los demás.

El ayudador malsano (eneatipo 2 en desintegración)

En su versión malsana, el eneatipo 2 puede ser manipulativo y funcionar en beneficio propio, haciendo sentir culpables a los demás, haciéndolos sentir en deuda. Es propenso a los comentarios denigrantes y despreciativos. Se autoengaña respecto a sus agresivas y egoístas motivaciones y conductas.

Es dominante y coercitivo. Se siente con derecho a obtener lo que quiere de los demás. Suele mostrarse como la víctima y mártir. Se siente objeto de abusos, amargamente resentido y cargado de ira. Y todo esto puede desencadenar hipocondría y problemas psicosomáticos.

La motivación básica del ayudador

Vamos a la motivación básica del ayudador. Es decir, la fuerza que lo lleva a ser como es. El ayudador desea ser amado, desea expresar lo que siente por los demás. Desea también ser necesitado y apreciado y conseguir que los demás le respondan y confirmen lo buena persona que es.

El ayudador equipara el amor a tener sentimientos positivos por los demás, a cuidar de la gente y a ser capaz de autosacrificarse. La parte que este tipo de personalidad suele saltarse en su comprensión del amor, es que a veces amar implica apartarse. Pero esta persona tiende a acabar volviéndose dependiente de la reciprocidad.

El ayudador tiene conflictos entre su deseo y su necesidad de ser amado. Entre su autoestima y su necesidad de manipular a otros para sentirse bien consigo mismo. En su versión malsana, el ayudador provoca de forma compulsiva aquello que más teme. Desea ser amado, pero acaba consiguiendo ser odiado o, cuando menos, rechazado por quienes lo rodean.

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Eneatipo 2 (Eneagrama)

Lo que podemos sacar en limpio es que el ayudador tal vez sí tenga una valoración acertada del amor, pero a menudo se equivoca en su forma de amar. Cuando imponen su presencia a otros con amor, lo que consiguen es precisamente lo opuesto al amor. Y es que el principal peligro de este tipo de personalidad es llegar a enmascarar su ego con amor, y ni siquiera ser consciente de que eso es lo que ocurre. Es un perfil de personalidad que mejora enormemente con el trabajo de su inteligencia emocional.

Ejemplos de ayudadores célebres

Entre los ayudadores y ayudadoras más conocidos, podemos mencionar nombres como…

  • Teresa de Calcuta.
  • El arzobispo Desmond Tutu.
  • Eleanor Roosevelt.
  • Barbara Bush.
  • Robert Fulghum.
  • Leo Buscaglia.
  • Luciano Pavarotti.
  • Barry Manilow.
  • Richard Simmons.
  • Sammy Davis Junior.
  • Pat Boone.
  • Doug Henning.
  • Ann Landers.
  • Florence Nightingale.
  • Melania Hamilton Wilkes, en “Lo que el viento se llevó”.
  • El hombre de hojalata, en “El mago de Oz”.

Como has visto, el amor es el valor innegociable de este tipo de personalidad. Pero cuando hablamos de amor, cada persona habla un idioma diferente. Te muestro cómo identificar la estrategia amorosa de otra persona en este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=7hg8Y1x5rTM Y te dejo por aquí un botón de acceso al Campus de Poder Personal para que te unas a mi alumnado del Curso Experto en Eneagrama y Estudio de la Personalidad: https://www.30kcoaching.com/poderpersonal 

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