Vamos a ver un ejemplo de jerarquía de complejidad, para que te hagas una idea de cuánto puede llegar a influir todo lo que no es la pura información a la hora de transmitir tu mensaje en vídeo. Tomemos una única frase de ejemplo y vamos a ir transformándola desde una presentación de máxima complejidad hasta una presentación de mínima complejidad.
La frase será: “Hoy voy a explicarte cuáles son los 5 tipos de gráficos más efectivos a la hora de exponerle a tu cliente su plan financiero”.
Bien… voy a repetirte esa misma frase expuesta desde diferentes niveles de complejidad, para que puedas comprobar en tu propia piel cómo te predispone esa primera impresión. Vamos allá.
La frase será: “Hoy voy a explicarte cuáles son los 5 tipos de gráficos más efectivos a la hora de exponerle a tu cliente su plan financiero”.
Tú te encuentras este vídeo, y tienes ganas de escapar corriendo. Todo indica que el vídeo va a ser aburrido, pesado y poco clarificador.
Vamos ahora eliminar los papeles de las manos y a mantener contacto visual.
La frase será: “Hoy voy a explicarte cuáles son los 5 tipos de gráficos más efectivos a la hora de exponerle a tu cliente su plan financiero”.
Un poco mejor. Por lo menos, ya vas sintiendo que te estoy hablando a ti. Vamos a probar a mejorar la postura corporal y el tono de la voz. Espalda erguida y confianza.
Mucho mejor, ¿verdad? Ya va pareciendo que sé de lo que hablo. Ahora vamos a mejorar la expresión facial y a incorporar algo de lenguaje corporal, a ver qué tal.
La frase será: “Hoy voy a explicarte cuáles son los 5 tipos de gráficos más efectivos a la hora de exponerle a tu cliente su plan financiero”.
Esto ya es otra cosa. Pues aquí podríamos seguir implementando mejoras en la elección de las palabras y el planteamiento del mensaje. Sin embargo, voy a parar aquí porque lo que quiero que compruebes ahora mismo es de qué modo influyen aspectos que no son realmente el contenido del mensaje. Tu cara, tu cuerpo, tus manos, tu voz, tu mirada… Tu audiencia va a decidir si se queda o si se marcha en base a cuestiones que no son el valor que les vas a entregar.
Saber esto es poderoso, y saber utilizarlo es todavía más poderoso.
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