Si sospechas que en tu equipo de trabajo hay una persona manipuladora, o si no tienes ni idea de si la hay pero te gustaría poder reconocerla en caso de que la haya… hoy te voy a explicar exactamente cómo hacerlo. Y es que no es una tarea tan fácil… no te vayas a pensar que siempre aparece en forma de estafador o de psicópata 😀 Antes de nada, cuéntame en un comentario: ¿Crees que te está intentando manipular un miembro de tu equipo? ¿En qué se basan tus sospechas?
Todas las personas tenemos inseguridades. Y las personas manipuladoras saben que cuando se muestran ante el mundo exponiendo sus habilidades, eso puede provocar en los demás resentimientos, envidias y otros comportamientos movidos por la inseguridad. Esto es realmente lo que ocurre, y las personas manipuladoras lo saben. Y tienen asumido que no se van a echar la vida pendientes y preocupadas por los sentimientos inseguros de quienes tienen cerca. Sin embargo, con sus superiores, sus jefes, sus líderes la situación es diferente, porque saben que si desatan inseguridades en ellos, eso va a dificultar su ascenso en la escala de poder. Saben que eclipsar a un jefe o a un superior no es una buena idea. De modo que en el comportamiento de una persona con su superior vas a poder identificar si, efectivamente, se trata de un cerebro manipulador.
Y la estrategia de manipulación que emplea un cerebro manipulador en relación con su superior es, precisamente, evitar eclipsarlo, evitar brillar demasiado en su presencia. Y en lugar de eso, lo hará brillar a él, al jefe. Te lo explico.
Fórmate sobre la persona manipuladora
Realmente, las cosas no han cambiado demasiado en lo que a poder se refiere desde la época de Fouquet y Galileo. Mi alumnado del Curso Experto en Cerebro Manipulador ha podido estudiar los casos concretos de estos dos personajes históricos en la aplicación de esta estrategia de manipulación. Si tú todavía no eres alumno del curso, únete al Campus de Poder Personal para cursarlo, en https://www.30kcoaching.com/poderpersonal. Las personas manipuladoras entienden que quienes ocupan posiciones de poder, en nuestros tiempos, muestran un comportamiento similar al de los reyes en tiempos de Fouquet. Una persona en una posición privilegiada, necesita sentirse segura en su posición. Y a veces, la presencia de otros con mayor inteligencia, mayor encanto o mayor talento puede hacer tambalear la sensación de seguridad de líderes con una autoestima más débil. Pues las personas manipuladoras tienen esto en cuenta al actuar. Tal vez tú o yo creeríamos que exponiendo nuestros propios talentos podríamos ganarnos el respeto o la simpatía del jefe. Pero la persona manipuladora asume que el jefe fingiría darle valor a sus talentos, pero a la mínima lo sustituiría por alguien menos inteligente, menos atractivo, menos amenazador… tal y como hizo Luis XIV cuando sustituyó a Fouquet.
Y aunque un gran líder aprovecharía el talento de las personas de su equipo, lo cierto es que los grandes líderes no son la mayoría de los líderes, y las personas manipuladoras lo saben. Saben que las inseguridades son muy poderosas. Saben que un líder inseguro jamás admitiría la verdad, pero encontraría una excusa para librarse del súbdito talentoso. Y demasiado llamativo… Por eso la persona manipuladora utiliza esta estrategia.
Esta estrategia se compone de dos reglas que tienen muy en cuenta las personas manipuladoras a la hora de aplicarla:
Regla 1 de la persona manipuladora
Regla 1. Tienen en cuenta que a veces pueden eclipsar a sus superiores incluso sin querer o sin pretenderlo. Algunos líderes son exageradamente inseguros y se sienten amenazados con muy poco, y si la persona en cuestión es carismática o tiene cierto encanto, su superior puede sentirlo como una amenaza incluso cuando no ha tratado de impresionarlo en absoluto.
Te pondré el ejemplo del príncipe de Faenza, Astorre Manfredi. Era el príncipe más apuesto de Italia y se ganó al pueblo con su generosidad y su apertura. Gustaba mucho a la gente.
En el año 1500, César Borgia tomó la ciudad. Cuando el pueblo se rindió, todos esperaban que comenzaran las ejecuciones por parte de Borgia, pues tenía fama de ser un tirano. Sin embargo, él decidió perdonar a la población. Ocupó el fuerte, dejó vivir al pueblo en su totalidad e incluso dejó que el príncipe Manfredi (que por aquel entonces tenía 18 años) se quedara tranquilamente con su corte.
¿Y luego?
¿Adivinas qué ocurrió unas semanas más tarde? Los soldados de Borgia se llevaron al príncipe a una prisión romana y no se volvió a saber nada más de él hasta un año más tarde, cuando se encontró su cuerpo en el río Tíber con una piedra atada a su cuello.
El príncipe no era una amenaza para Borgia pero él sí se sentía amenazado por su encanto y su facilidad para ganarse al pueblo. Borgia encontró una excusa para deshacerse de la amenaza: acusó a Manfredi de traición y conspiración. El príncipe Manfredi estaba eclipsando a su superior en este caso, sin darse cuenta de ello. En presencia de Manfredi, Borgia parecía menos carismático y menos atractivo.
Las personas manipuladoras entienden esta primera regla: si no pueden evitar ser encantadoras y carismáticas, deben evitar tratar con líderes inseguros… o buscar el modo de disfrazar sus encantos en su presencia.
Por esta razón, si hay un cerebro manipulador en el equipo que tú lideras, es probable que nunca lo veas brillar demasiado… salvo que perciba que tú no eres un líder inseguro y entienda que puede relajarse en este sentido. En ese caso, lo tendrás un poco más difícil para identificarlo.
Y vamos con la segunda regla.
Regla 2 de la persona manipuladora
La persona manipuladora nunca da por hecho que el aprecio del jefe es una puerta abierta para hacer lo que quiera. Hay infinidad de casos históricos de súbditos favoritos que perdieron su ventaja por asumir que su estatus era inamovible, y se dedicaron a eclipsar a sus jefes.
Vamos a ver un ejemplo de finales del siglo XVI, en Japón. El favorito del emperador Hideyoshi era Sen no Rikyu. Su intervención era siempre la primera en la ceremonia del té. La nobleza lo adoraba y el emperador confiaba en él como consejero. Tenía incluso su propio apartamento en el palacio del emperador.
¿Adivinas qué ocurrió? Exacto. El emperador lo mandó matar, en 1591. Rikyu se suicidó antes de que lo mataran, pero la sentencia venía directamente del superior que tanto aprecio le tenía. Y ahora te voy a explicar por qué ocurrió esto.
Rikyo, que había sido campesino años atrás y, como sabes, había acabado como figura relevante en la corte, encargó una estatua de madera de sí mismo con sandalias y pose de gran señor. No sé si lo sabes, pero las sandalias eran un símbolo de la nobleza por aquel entonces. Rikyo hizo que colocaran la estatua en el mayor templo de palacio, en una zona por la que pasaba constantemente la realeza.
El emperador se sintió insultado por este gesto. Ese antiguo campesino que se lo debía todo a él, se estaba comportando como si estuviera a la altura de la más alta nobleza y como si realmente se hubiese ganado esa posición. Este hombre pagó el error con su vida.
Pero un cerebro manipulador no cae en este error. Jamás da por sentada su posición y jamás permite que sus ventajas o trato de favor se le suban a la cabeza… porque sabe que precisamente su cabeza es lo que se está jugando (aunque sea en términos metafóricos).
Cómo se beneficia de la estrategia la estrategia
La persona manipuladora tiene muy presentes los peligros que conllevaría eclipsar a un jefe o superior, de modo que le da la vuelta a este peligro para formular su estrategia de forma que se pueda beneficiar.
Si hay una persona manipuladora en tu equipo, ya seas tú el líder o seas un compañero, un igual, puedes identificarla en su uso de esta estrategia. Esa persona halagará frecuentemente al líder del equipo. Tal vez su adulación no sea demasiado descarada porque, aunque sabe que los halagos exagerados pueden serle efectivos en determinadas circunstancias, también tienen sus riesgos porque se expone de forma demasiado obvia y se gana una mala reputación en el equipo. Es mucho más probable que recurra a adulaciones discretas, porque estas son más poderosas.
Si es más inteligente que el líder…
Si la persona manipuladora es más inteligente que su líder, hará que parezca justo lo contrario: le hará parecer más inteligente a él. Actuará con cierta ingenuidad, y transmitirá que necesita de la sabiduría y conocimiento de su superior. Puede incluso que de vez en cuando cometa algún pequeño error sin importancia… algo insignificante pero que le dé la oportunidad de pedir ayuda a su superior. A los jefes inseguros les encanta sentirse superiores, más inteligentes, más aptos, y eso la persona manipuladora lo sabe.
Y las peticiones de ayuda de la persona manipuladora serán sencillas, pues sabe que no puede comprometer la demostración de capacidad de su superior. Si ante una petición de ayuda, su superior no puede demostrar su capacidad e inteligencia, se frustrará y dirigirá su ira hacia quien provocó la situación.
Si es más creativo que el líder…
Cuando la persona manipuladora tiene ideas más creativas que las de su líder, suele asignárselas a él. Y lo hará del modo más público posible. Cuando propone una idea propia, la fundamenta en algo que el líder mencionó o en lo que el líder lo inspiró. O mejor aún: las presenta como si fueran una copia de algo que el líder hizo en otro contexto, presentando así a su superior como un influencer o una fuente de inspiración.
Si es más gracioso que el líder…
Cuando la persona manipuladora es más graciosa y carismática que su líder, no trata de ocultar su gracia, pero se asegura de no hacer que su superior parezca soso y sin gracia en comparación. ¿Qué hace entonces? Pues entrega su humor de forma controlada, sin exceso. Y además, busca modos de hacer que parezca que es el líder la fuente de diversión y buen ambiente. Jamás se ríe del jefe de modo que se pueda sentir ridículo. Pero sí plantea sus gracias como si la persona graciosa fuera el jefe. Por ejemplo, puede contar con mucha gracia una situación en la que se quedó de piedra con la soltura con que el jefe respondió en una situación complicada. El gracioso no es el jefe, pero se convierte en el protagonista de forma halagadora.
Si es más sociable que el líder…
Cuando la persona manipuladora es más sociable y gusta más que su superior, se encarga de no tapar el impacto positivo del jefe sobre el equipo. Esta persona sabe que el líder quiere sentirse el sol alrededor del cual giran todos los planetas, quiere ser protagonista y fuente de luz para el equipo. La persona manipuladora jamás se pasará acaparando atención por parte del equipo ni buscará ser el más simpático. ¿Recuerdas lo que le ocurrió a Fouquet? Pues por eso.
Las personas manipuladoras no tienen ningún problema en disfrazar sus propias habilidades si haciéndolo aumentan su poder. Y es que precisamente, dejando que sus superiores sean quienes brillan, ellos se mantienen en control de la situación y evitan convertirse en víctimas de inseguridades ajenas.
¿Y de qué les vale esto de mantenerse en una posición de inferioridad respecto a sus superiores si precisamente el objetivo de las personas manipuladoras es hacerse con su poder? Pues les vale, porque esa posición de inferioridad la mantienen únicamente en el trayecto hacia el punto en que hayan alcanzado tal poder que puedan mostrar sus habilidades sin que las consecuencias tengan ningún tipo de fuerza.
Si, tal y como hizo Galileo, la persona manipuladora hace brillar a sus superiores, su propio estatus se eleva instantáneamente.
En el Curso Experto en Cerebro Manipulador estudiamos también cuál es la excepción a la aplicación de esta estrategia por parte de las personas manipuladoras. Es decir, en qué ocasión la persona manipuladora eclipsará a su jefe para conseguir más poder. Ya sabes: Únete al Campus de Poder Personal para tener acceso al curso, en https://www.30kcoaching.com/poderpersonal
Las personas manipuladoras utilizan todo un repertorio de técnicas de manipulación. Pero hay exactamente 8 técnicas que son las más habituales en estas personas. He creado un vídeo explicándotelas. Te lo dejo por aquí. Y te dejo también un botón para que te suscribas a mi boletín gratuito y recibas tu regalo de bienvenida.
1 Comment
octavio
20 julio, 2020 at 8:58 pmEn la política es muy constante estos escenarios ya me sucedió, Gracias por este post