Sabemos que las historias tienen un potencial de poder influencia enorme, pero ¿cualquier historia? ¿Tenemos preferencia los seres humanos por historias contadas en primera persona o por historias que hablan de terceros? Los investigadores austríacos Christoph Pachucki, Reinhard Grohs y Ursula S. Scholl-Grissemann realizaron un estudio donde pusieron a prueba estas dos variantes.
Su investigación se enmarcó en el contexto profesional del turismo, y analizaba el impacto del narrador como elemento narrativo. En otras palabras, comparaba la respuesta de los turistas ante historias que los administradores de destinos turísticos contaban en primera persona e historias contadas en tercera persona, es decir, en relación con lo vivido por un tercero.
Los resultados mostraron que los narradores de historias en primera persona, en comparación con los que empleaban la tercera persona, aumentaban significativamente la participación de los turistas en las interacciones y generaban una mayor influencia en relación con la elección de destino y las intenciones de visitas turísticas.
Las recomendaciones que los investigadores formularon a partir de los resultados obtenidos se encaminaron, como cabría esperar, hacia el uso de la narrativa y las historias por parte de los administradores de destinos turísticos en el diseño de su marca y de su imagen en redes sociales.
Este hallazgo se podría trasladar a prácticamente a cualquier experiencia contada. Si para venderte un producto dietético, el vendedor te habla de una persona que él conoce que perdió treinta kilos, el impacto que esa historia va a tener en ti va a ser probablemente mucho más sutil que si te cuenta su propia historia sobre cuando él mismo pesaba treinta kilos más, las dificultades físicas y de autoestima que eso le suponía y lo agradecido que se siente a día de hoy de haber tomado la decisión de darle una oportunidad a un producto que, al igual que te ocurre a ti, también le resultaba desconocido cuando se lo recomendaron.
Las historias personales, contadas en primera persona, son transformadoras. Y tienden a ser percibidas como más creíbles que aquéllas que hablan de quienes no están presentes en la conversación.

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