La palabra en inglés “mindfulness” no tiene una traducción directa al español, y si tratáramos de traducirla tal cual, tal vez la traducción más exacta fuera “plenitud mental”, pues “mind” significa “mente” y “fulness” significa “plenitud”.
Sin embargo, el mindfulness como práctica implica muchísimos pequeños detalles que se nos escapan en la expresión “plenitud mental”. Muchas personas prefieren definir el mindfulness como “atención plena”, “consciencia plena” o “presencia plena”, pues son traducciones más centradas en la práctica del mindfulness que en el resultado.
La palabra original, de hecho, ni siquiera es “mindfulness”, pues se trata de una disciplina de origen oriental. El término original era “sati”, y este término está en un idioma similar al sánscrito que se utilizada en la época en que Buda comenzó sus enseñanzas, hace unos 2.500 años.
“Sati” es la forma sustantiva del verbo “sarati”, que significa “recuperar el presente”, y lo que transmite es la necesidad de volver constantemente al presente, de recordarnos a nosotros mismos volver al ahora y al aquí y no perdernos ni en el pasado ni en el futuro.
Y exactamente esto de lo que se trata el mindfulness. Es la capacidad de volver al presente, de reconocer el momento en el que estamos viviendo ahora. Aun cuando miles de pensamientos, recuerdos, preocupaciones pueden abordar nuestra mente, el mindfulness nos permite recuperar el ahora.
La Sociedad de Mindfulness y Salud relata que el mindfulness permite reconocer lo que está sucediendo mientras está sucediendo, aceptando activamente el fluir de la experiencia tal cual se está produciendo. Mindulness significa prestar atención de manera consciente a la experiencia del momento presente con interés, curiosidad y aceptación.
El doctor Jon Kabat-Zinn fue el primero en introducir el mindfulness en la medicina de Occidente, y él lo define como “prestar atención de manera intencional al momento presente, sin juzgar”.
Tal y como indica el profesor de psicología de la UNED Miguel Ángel Vallejo, el mindfulness pretende que la persona se centre en el momento presente de un modo activo, procurando no interferir ni valorar lo que se siente o se percibe en cada momento. Como procedimiento terapéutico busca, ante todo, que los aspectos emocionales sean aceptados y vividos en su propia condición, sin ser evitados y sin intentar controlarlos.
El mindfulness nos permite tratar conscientemente nuestras emociones, nuestras enfermedades o incluso nuestras pérdidas. Nos permite recuperar nuestro equilibrio interno y nos ofrece todo un mundo de posibilidades.
El origen del Mindfulness no está en otro lugar que en la meditación, esencialmente en la meditación zen y la meditación vipasana. Tal vez las prácticas budistas sean las que más comúnmente se relacionan con el origen del Mindfulness, aunque no poseen la exclusividad de este origen, pues la meditación se ha practicado desde muchas otras corrientes espirituales.
Jon Kabat-Zinn fue el fundador del mindfulness como disciplina científica y creó la Clínica de Reducción de Estrés de la Universidad de Massachusetts, en 1970. Desde entonces, el Minfulness se ha aplicado a numerosos contextos, tanto clínicos como sociales o incluso educativos y laborales son resultados muy positivos.
1 Comment
María Roa Zubia
8 noviembre, 2016 at 11:28 pmHola Sandra:
Yo practico meditación y una de las aplicaciones para mí más positivas es justamente lo que comenta el doctor Jon Kabat-Zinn: “prestar atención de forma intencional al momento presente, sin juzgar”.
En mi caso esto se concreta en que con una mente inquieta como la mía, siempre haciendo planes, siempre saltando de una cosa a otra, la meditación me ayuda a centrarme, a no dejarme atrapar por esos pensamientos que me rondan de forma constantes. Me ayudan a mirarlos más de lejos, a aceptarlos pero a no identificarme con ellos.
Poco a poco (porque esto en mi caso me cuesta) me voy sintiendo más yo, más centrada, más calmada. Relativizo más lo que me pasa o yo misma me provoco.
Un abrazo,
María.